Por Pegaso
A ver. Si los índices de pobreza han caído en el país, como cacarea el gobierno de Claudia Shikitibum, ¿por qué se siente que cada vez estamos más jodidos?
Yo voy todos los días a adquirir productos básicos a tiendas como Smart y Soriana, y a fe mía que cada vez pago más por lo mismo.
Los 13.7 millones de personas que dicen que han dejado de estar pobres para pasar a ser de clase media, supongo, coinciden con el número de pensionados del Bienestar, o sea, los viejitos y los ninis a los que se da una lana por bimestre.
La otra vertiente que se maneja como causal de este “milagro mexicano” es el aumento a los salarios mínimos.
Pero hay que hacer algunas precisiones para tratar de entender si, efectivamente, ya podemos considerarnos afortunados por salir del bache financiero familiar:
1.- La Pensión del Bienestar no solo se entrega a la gente pobre. Siendo de carácter universal, se le da a todo el que quiera tramitarlo, desde el más fregado pepenador hasta el más encumbrado magnate. Así pues, ocurren asimetrías muy visibles, como el hecho de que fuera de la sucursal bancaria donde un lisiado pide limosna, se estaciona una camionetota Tahoe del año de donde se baja un sujeto ricachón con su Tarjeta de Bienestar para cobrar su pensión de 6,200 pesos.
Sale del banco metiendo los billetes en su abultada cartera y ni siquiera la echa un ojo al mendigo. Mucho menos llega a pensar: “¡Caramba! A mí no me hace falta esta lana. Se la voy a dar a este pobre infeliz para que tenga algo que llevar a su casa”.
No. No piensan así. A pesar de que para él aquello no significa nada, lo que piensa es: “¡Ahhhh! Con esto me iré a apostar un rato al casino)”.
Pero una buena parte de los que sí lo necesitan realmente, utilizan el dinero para comprar medicinas de sus múltiples enfermedades, porque en el Sistema Nacional de Salud no las hay, así que en realidad, es como si les dieran las medicinas en lugar de la piscacha.
Pese a todo eso, en realidad ese dinero no te lo daban en sexenios anteriores, sino que se quedaba en los bolsillos de los políticos ratas. Esa es una verdad de a kilo.
Pero no se puede suponer que con 100 pesos diarios, que es el equivalente, pueda uno salir de la chilla. Cien pesos sirven para comprar solo 3 kilos de tortillas, 2.5 litros de leche o un 24 de huevos.
Así pues, no creo que el umbral de pobreza en México se haya roto por completo.
2.- En el tema de los salarios mínimos, en realidad nadie gana el doble o el triple de lo que ganaba antes.
Aquí, en Reynosa, desde casi siempre los empleados de la maquila ganaban 2 o hasta 3 veces ese indicador.
Y sí. El Salario Mínimo es un indicador, más que algo tangible, como lo son las UMAS o el tipo de cambio. Son referencias para establecer parámetros económicos.
En realidad nadie ganaba un salario mínimo de los de antes porque simplemente no le alcanzaba para nada.
Lo que sí ha provocado esa medida ha sido una cascada inflacionaria que no se ha detenido. En el 2024 fue del 4.21 anual, la más baja desde el 2021, según fuentes oficiales, pero la verdad es que se sintió mucho mayor.
Para el 2025 se calcula en apenas el 3.55%, una cifra muy optimista, si se toma en cuenta el impacto de los aranceles aplicados por los Estados Unidos a nuestras exportaciones.
Por eso aquí les dejo el refrán estilo Pegaso: “¿Hacia qué propósito diriges tus esfuerzos, individuo originario de los Estados Unidos Mexicanos?” (¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?)