Por Pegaso
Para que a uno le vaya bien en la vida hay que usar el sentido común.
De las muchas idioteces que se publican en Internet, vi un escrito que me hizo desternillar de risa, pero también me permitió llegar a esa conclusión.
Va.
1.- Curso de Administración en dos pasos:
-Deje de pedir prestado.
-No gaste a lo pendejo.
2.- Curso de Autoestima en dos pasos:
-Quiérase mucho tal como es.
-Que le valga madre la opinión de los demás.
3.- Curso de Superación Personal en dos pasos:
-Póngase a trabajar.
-Deje de hacerse pendejo.
4.- Curso de Autosanación en dos pasos:
-Perdónese sus pendejadas.
-Perdone las pendejadas de los demás.
5.- Curso para Hablar en Público, en dos pasos:
– No tenga miedo a decir pendejadas.
– Si ya las dijo, no se calle y siga diciéndolas.
6.- Curso de Liderazgo en dos pasos:
-Pida las cosas con huevos.
-Ponga el ejemplo.
7.- Curso de Valores y Civismo en dos pasos:
-No chingue al prójimo.
-No sea mamón y ayude a los demás.
Este valiosísimo y mamalón curso está disponible para todo mundo. Es el compendium de lo que debe hacer uno si quiere salir adelante en la vida.
Por supuesto que no es de mi autoría. Jamás se me habrían ocurrido tantas estupideces en tan poco espacio, pero vale la pena poner en práctica esos salutíferos consejos.
Porque, a ver, ¿quién no tiene miedo a hablar en público si no se es un orador o un locutor experto? ¡Pues yo!
Y muchos de los que podemos ver en las redes sociales, incluyendo influencers, locutores y periodistas, se la pasan diciendo pendejadas, a veces en vivo, otras veces grabadas para transmitirse más tarde, ¡y les vale madres! El mundo sigue rodando y ellos tan tranquilos, y más, sabiendo que existe una fórmula matemática muy compleja que les da la certeza de que van por buen camino, incrementando exponencialmente su número de seguidores, visitas y likes en las redes sociales.
Dicha fórmula es la siguiente: E=(P/IQ), y se refiere a que el éxito es directamente proporcional al número de pendejadas que se dicen y se hacen, e inversamente proporcional al coeficiente intelectual de las personas a las que van dirigidas.
Los dos ejemplos que se me ocurren en este momento son “La Venenito” y Ángela Aguilar. Mis dos o tres lectores tendrán más referentes sobre este tema.
Viene el refrán estilo Pegasiux: “No existe hecho negativo que por beneficio no sobrevenga”. (No hay mal que por bien no venga).

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