Por Marcos Olivares
EL ARTE DE DELEGAR
En una de mis últimas experiencias en la función pública, me comentó un compañero: ¿Por qué sueltas tanto a tus colaboradores?
A lo que respondí: Si te refieres a que no hago la chamba de arrastrar el lápiz con ellos, es porque aprendí a delegar.
Aprendí que Delegar no es perder el control. Es diseñar control inteligente. Es liberar tiempo, formar Líderes y construir organizaciones más resilientes e innovadoras.
Delegar no es repartir trabajo ni dar órdenes disfrazadas de colaboración.
Es un proceso estratégico. Delegar significa transferir la responsabilidad de una tarea, proyecto o decisión a otra persona, otorgándole los recursos, la autoridad, el contexto y la confianza para actuar autónomamente, mientras se mantiene la rendición de cuentas sobre el resultado final.
No es soltar y desentenderse; es acompañar desde un rol distinto: menos ejecutor, más habilitador.
Aprender a delegar implica un cambio de mentalidad en el Liderazgo, pasar de la lógica del control (“yo tengo que hacerlo”) a la de la confianza (“otro puede hacerlo igual o mejor”).
La mentalidad que impide delegar, suele estar alimentado por tres ideas fundamentales:
La desconfianza aprendida: “Nadie lo va a hacer como yo”.
El miedo al error: “Si lo hacen mal, el que queda mal soy yo”.
La amenaza al ego: “¿Y si lo hacen mejor que yo?”
Saber delegar es un reto existencial, emocional y cultural. Estudios internacionales demuestran que los líderes mexicanos delegan menos que sus contrapartes globales, lo cual representa una desventaja en un entorno que exige agilidad, innovación y empoderamiento.
Nuestro país tiene uno de los puntajes más altos en distancia al poder y aversión a la incertidumbre. Eso significa que el jefe es quien decide, valida y corrige.
Delegar en ese entorno puede sentirse como debilidad.
El estudio GLOBE de cultura, liderazgo y organizaciones, ubicó a México en el lugar 59 de 61 países en liderazgo participativo, reflejando una baja inclinación a involucrar a otros en la toma de decisiones.
Mientras que para la London Business School, el 30% de los directivos globales cree que delega bien, (y solo un tercio de ellos reciben valoración positiva de su equipo sobre su desempeño en esa habilidad), en México esta cifra probablemente es menor. Según Hofstede,
El estudio más reciente de Hogan sobre ejecutivos mexicanos apuntala esta visión: nuestros líderes tienden a valorar la tradición, la conformidad y la seguridad, mucho más que la autonomía o la innovación, lo que indica una preferencia por el control y la predictibilidad antes que por la autonomía del equipo.
En mis pláticas con estudiantes, con el tema de Líderes On-Line, les relato un ejemplo:
Imaginen que son el director de compras de una compañía global, y tienen compradores en Brasil, la India, en México y otros dos más en Estados Unidos, y no lo ven más que una o dos veces en el año en las convenciones de la compañía, me pregunto: ¿Cómo hacerle para supervisar y controlar sus actividades?
Forzosamente tenemos que delegar, debemos otorgarles confianza, y utilizar tecnología para supervisión y resultados.
Liderar no es hacer todo, sino lograr que otros lo hagan bajo tu dirección.
Referencias:
Rogelio Salcedo. Consultor e influencer en temas de Recursos Humanos y Talento.
El Estudio GLOBE (Global Leadership and Organizational Behaivor Effectiveness) es un proyecto de investigación internacional que estudia cómo las culturas nacionales influyen en el Liderazgo y el comportamiento organizacional.
El estudio Hogan son pruebas psicométricas para medir la personalidad y comportamiento en el ámbito laboral.

