Por Pegaso
¿Qué la Presidenta Claudia Shikitibum se dio una restiradita de féis? “Bueno, ¿y?”-como dijo Lucero antes de que uno de sus guaruras sacara una pistola para amenazar a unos reporteros que acosaban a la cantante.
Todo mundo tiene derecho a una planchadita de vez en cuando. Si ganas lo suficiente para ir a una clínica y someterte a una sesión de bótox, muy tu gusto.
Nadie te puede decir algo si te das una tasajeadita acá y acullá. Lo más importante es verse y sentirse bien con uno mismo.
Sí. Durante una de las últimas mañaneras que se aventó la mandataria en vivo, en directo y a todo color, algunas de las arruguitas a las que nos tenía acostumbrados desaparecieron. En su lugar, vimos unos cachetitos rozagantes y llenos de vida. Los pómulos como que están un poco más pronunciados, la nariz respingada y los ojos más rasgados.
Todo eso es prueba de que se sometió a un tratamiento estético pero, ¿quién puede culparla?
Ni su mentor, el cabecita de algodón, que en una ocasión criticó a las funcionarias de gobiernos anteriores, quienes nomás agarraban un pesito del erario público y se iban a dar su planchada.
Lo único que yo quisiera recomendarle es que tenga mucho cuidado, porque las cirugías se hacen adictivas.
Si ahorita fue un facial, pronto podría someterse a una operación de aumento de busto y glúteos, hasta quedar como Karely Ruiz. Y si le sigue con la cara, júrelo que podría quedar como Lyn May, si no hay un control.
Pero yo sé, bien que sé (frase que hizo famosa el hoy convicto ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, alias La Tommy), que la Presidenta no es de esas personas, que tiene un amplio dominio sobre sus emociones y no la seducirá el deseo de parecer una jovencita de veinte o treinta años.
Por eso mismo defiendo con fervor y encono el derecho que tiene de ir a una clínica para darse una manita de gato. Es muy humano.
Yo, en su lugar, haría lo mismo.
Es bien importante para un mandatario brindar una imagen pulcra e intachable. Si su homónimo de Estados Unidos, El Trompas se pone chuchuluco, ¿por qué Claudia Shikitibum se abstendría de darse tan necesaria restiradita?
No sean así, hombre.
Los medios de comunicación debemos ser más conscientes y prestar atención a temas mucho más importantes, como el próximo Mundial de Futbol o quién sale de La Casa de los Famosos.
Otra cosa les voy a decir a mis pares periodistas: Todo mundo tiene derecho a hacer de su cuerpo un papalote, o por mejor decirlo, todos podamos hacer lo que nos dé nuestra regalada gana con nuestro dinero y con nuestro cuerpo, siempre y cuando esté dentro del dominio de la ley.
Y como no veo que la Presidenta haya violado alguna reglamentación, dilapidado dineros públicos para someterse a su tratamiento o robado a alguien para conseguirlo, no me queda más que apoyar y aplaudir su decisión de entrarle al bótox.
Viene el refrán estilo Pegaso: “En primer término mis piezas dentales y posteriormente mis consanguíneos”. (Primero mis dientes y luego mis parientes).

