Por Pegaso
¡Amiguita! ¡Amiguito! Si tú eres uno de esos malditos que acostumbran hacer bullying a sus compañeritos de primaria, secundaria o preparatoria, ten mucho cuidado.
Ya no es sano, saludable, benéfico, mirífico, salutífero, provechoso, beneficioso ni conveniente meterle el pie al nerd de la clase cuando va pasando, o ponerle tachuelas en su pupitre, o quitarle la torta, porque ya no sabes en qué individuo se convertirá de grande.
Hay una historia que me contó un cuate hace algunos años. Él hacía bullying a un niño enclenque de su salón. Todos los días, nomás lo veía venir y se lanzaba sobre él para hacerlo ver su suerte.
Con el paso del tiempo, ambos siguieron caminos opuestos, hasta que llegaron a la adultez.
Mi amigo, que era el bully del salón, de pronto se encontró con un conocido del barrio, que resultó ser su víctima de la escuela.
Se había convertido en jefe de una célula mafiosa de un cártel regional, así que cuando éste le recordó todo lo que le había hecho de chamacos, mi cuate se puso a temblar.
El otro lo notó y le dijo: “No te preocupes, lo que me hacías me ayudó a hacerme cabrón. Gracias a ti ahora soy el jefe de todo este sector”.
Pero no se vayan con la finta, mis queridos bullys. No todos los malosos son buena onda.
¿Cuántos resentidos mafiosos habrá que sueñan con encontrar a quien les hizo bullying en su adolescencia? Los panteones y los hospitales son testigos.
Si esto no basta para hacerlos cambiar de opinión y que cesen de exteriorizar sus traumas agrediendo a los demás, déjenme decirles que el bullying puede constituir un delito, de acuerdo a la gravedad de los daños infringidos a las víctimas.
El 24 de enero de 2024 se publicó el caso de un estudiante de 15 años de Oaxaca que falleció después de una golpiza que le propinaron sus compañeritos.
Hay videos virales donde se ve a muchachitas de secundaria trenzarse en feroz reyerta, simplemente porque una de ellas no se dejó bulear.
Y esta es otra cosa, mis queridos abusadores: Resulta que una de las formas más efectivas de sacudirse a un bully es darle una sopa de su propio chocolate.
Muchas víctimas se han armado de valor y hacen frente a sus torturadores que, a final de cuentas, tienen que reconocer que ya no serán víctimas fáciles.
En “Karate Kid” (“The Karate Kid”, por su título original en inglés. Estrenada en 1986. Director: Robert Mark Kamen. Protagonistas: Ralph Macchio, Noriyuki “Pat” Morita, Elisabeth Shue, William Zabka y Randee Heller), Daniel Larusso es victimizado frecuentemente por Johnny Lawrence y sus contlapaches, que estudian karate en el dojo de un maestro loco.
El señor Miyagi le enseña los secretos del karate ancestral de Okinawa y al final de la película gana en el torneo “All Valley” al presuntuoso Johnny, con la patada de la grulla. El resto ya lo sabemos y al final de cuentas, ambos se hacen grandes cuates.
Moraleja: Chamacos: Dejen de hacer pendejadas, porque el tiempo y el destine les pueden cobrar muy caro.
Viene el refrán estilo Pegaso: “El individuo valeroso se mantiene con vida hasta el momento en que le medroso así lo decide”. (El valiente vive hasta que el cobarde quiere).