Al Vuelo-Niña

Al Vuelo-Niña

Por Pegaso

Que una diputada local de Tamaulipas se ofendió porque el líder del Partido Verde le dijo “niña”, llevó al Tribunal Estatal Electoral (TRIELTAM) su queja y éste le dio la razón, es un caso para Ripley.
A Catalyna Méndez Cepeda -sí, con “y” en lugar de “i”, tal vez porque se oye más exótico, como aquella heroína cinematográfica llamada Cataleya (Colombiana, por su título original. Estrenada en 2011. Director: Oliver Megaton. Protagonistas: Zoe Saldaña, Michael Vartan, Jordi Mollá y Lennie James)- no le gustó que el representante del PVE, Manuel Muñoz Cano la minimizara de esa manera.
El tribunal falló a su favor y le aplicó a Muñoz Cano un multón de 5,657 pesotes más la inhabilitación para ser funcionario público.
Luego, doña Cata -a ver si no me demanda a mí también por ponerle el “don”- pidió públicamente una disculpa al líder verde señalando que no tiene nada personal contra él, sino se trata de un tema de defensa de sus derechos y de la cultura del respeto.
Y aquí vuelve a surgir la doble moral de las mujeres: Luchan por la igualdad, pero cuando alguien las trata igual, gritan y se desgarran las vestiduras. O sea, ¿igualdad solo cuando les conviene?
Hay otro tema que me gustaría analizar sesudamente en esta columneja. Desde hace muchos años se acostumbra en la política mexicana poner a figurines o a famosos como candidatos a puestos de elección popular.
Sí. Una persona hermosa o atractiva físicamente tiene tanto derecho como el resto de las personas de participar en los asuntos públicos, pero por el hecho de serlo, ya sale con ventaja.
Los votantes, que en su mayoría se dejan llevar por los ojos y por las vísceras, se ven subyugados, seducidos, apabullados por la belleza o por la fama y dejan a un lado los méritos y la capacidad de otros aspirantes.
Ahí tenemos como ejemplo a Cuauhtémoc Blanco, que está más feo que pegarle a Dios, sin embargo, su fama como futbolista le valió ganar la Presidencia Municipal de Cuernavaca, Morelos. La historia demostró que los electores que lo llevaron al cargo estuvieron equivocados, porque el Cuau no dio el kilo y fue sometido a juicio político. Actualmente es Diputado Federal, pero nada más se la pasa jugando al pádel en su curul.
Lo mismo va para las chicas hermosas y curvilíneas. Antes de la figura, hay que ver si tiene capacidad y ganas de trabajar por el país, porque para eso no es importante tener curvas pronunciadas ni saber maquillarse bonito.
Una figura que se me viene a la mente es la de Andrea Chávez, crush del Senador Adán Augusto López, (foto) a quien incluso se le descubrieron algunas llamadas picaronas con su sugar daddy echando pestes en contra de la Presidenta Claudia Shikitibum.
Y por el lado de los hombres, igual. ¿Quién no recuerda al gobernador de los ojazos verdes ¿o azules?- Eugenio Hernández Flores. Se decía que Tomás Yarrington, apodado como “La Tommy” lo había hecho candidato por inconfesables intereses románticos.
No quiero alargarme más en este tema. Baste saber que la popularidad o la belleza física de un individuo no está directamente relacionada con su capacidad para gobernar.
Por desgracia, la mayoría de la gente se deja llevar por las apariencias y resultan defraudadas. Es una historia que se repite, y se repite, y se repite hasta el cansancio, pero no escarmentamos.
Viene el refrán estilo Pegaso: “La fortuna de la poco agraciada la hermosa la anhela”. (La suerte de la fea la bonita la desea).

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