Por Pegaso
Lo vi hoy: “Cometa gigante que se acerca a la Tierra podría ser una sonda alienígena”: Excélsior.
Sí. Uno de los periódicos más antiguos y prestigiados de México difundiendo noticias sensacionalistas que tienen poco de realidad y mucho de fantasía.
Y cita un comentario del astrofísico de Harvard llamado Avi Loeb, o Abraham Loeb, quien, de acuerdo con la Wikipedia, “ha realizado contribuciones significativas en el estudio del universo y la búsqueda de vida extraterrestre”.
Es decir, un Maussán, pero con título universitario.
Lo malo de todos esos personajes es que se casan con una idea y toda su narrativa tiende a tratar de demostrar que están en lo cierto. Su edificio de creencias y convicciones se basa en un concepto preconcebido y generalmente tiende a convertirse en lo que filosóficamente se conoce como sofisma. Una verdad a medias o una mentira que parece verdad.
Yo sostengo la tesis de que medios de comunicación prestigiados no deben tolerar dentro de su contenido información que, evidentemente, no ha sido comprobada o proveniente de fuentes de dudosa seriedad.
El periodismo está comprometido con la verdad, y solamente cuando se tiene plena certeza de un hecho es cuando se debe publicar.
Lamentablemente, la mayoría de los medios están repletos de horóscopos, videntes, relatos y testimonios de ovnis y toda una retahíla de imposibilidades que tanto gustan al gran público.
Nadie está diciendo que los extraterrestres no existen. Es más, hay casi la absoluta certeza, llegando al 100% de probabilidades de que los hay.
Pero de que vengan a visitarnos como turistas con sus naves y todo eso, esa es otra historia.
Si quieren conocer el argumento completo, pueden enviarme su comentario en Facebook o a mi número de WhatsApp 8992 28 16 23 y con gusto se los proporcionaré.
Mientras tanto, el cometa llamado 3I/Atlas continúa su trayectoria, y pronto lo veremos en el cielo como un puntito con una cola, coma, cauda o cabellera.
Los astrofísicos han observado algunas anomalías relacionadas con ese cuerpo interestelar, conforme se acerca a nuestro planeta.
En definitiva, no representa peligro alguno para nosotros, pero ha despertado la imaginación de millones de personas, quienes aseguran que es una nave o una sonda extraterrestre que transporta a una raza hostil que vendrá con sus máquinas tipo trípode (véase La Guerra de los Mundos) a desintegrarnos con sus rayos láser.
A diferencia de don Abi Loeb, yo sí puedo predecir lo siguiente: 3I/Atlas pasará a una distancia de entre 240 y 270 millones de kilómetros de nosotros.
Eso es mucho más lejos que la distancia que separa a nuestro planeta de La Luna, que es de 384,400 kilómetros y casi el doble de la distancia con El Sol, que es de 149.6 millones de kilómetros.
¿Quiénes son los que se han encargado de difundir bulos sobre este cometa y para qué?
Los conspiranoicos, los que ven en cada cosa con explicación complicada una conjura gubernamental para mantenernos sometidos e ignorantes. Pero ellos mismos están dando a los crédulos la misma sopa que evitan tomar: Entretenimiento fácil a base de supuestos misterios, como una forma de tener ocupada la mente colectiva, que a la postre representa un rico filón para explotar, para lucrar con la credulidad de la gente.
Vámonos con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Ripley: “¡A pesar de que usted se abstenga de darle crédito!” (¡Aunque usted no lo crea!)