Por Pegaso
Presentamos en esta columna a Susana Bagán, personaje sin pelos en la lengua que se dedica a decir su verdad a los políticos de todos los calibres, tamaños, olores y sabores.
Y en esta ocasión Susana Bagán lanza sonoros epítetos a los creadores, impulsores y beneficiarios de la Cuarta Transtornación.
Llegaron con la bandera del pueblo, propusieron una justa medianía y pobreza franciscana, para terminar con las bolsas llenas de billetes.
“Llegaron con mucha hambre y de pronto, les empezó a gustar la lana. Se transformaron en lo que tanto habían criticado”-dice la claridosa dama.
Las revoluciones, pacíficas o violentas, crean un cambio de régimen.
Lo vimos en Cuba y en Venezuela. El pueblo, agradecido con sus liberadores, le entregan hasta su alma, pero más pronto que tarde empiezan a enseñar el cobre. Entonces, a escondidas de la gente para evitar que se den cuenta de sus incongruencias, empiezan a acumular riquezas, a viajar, a vivir la vida loca.
Siguen manteniendo una imagen sobria, pero eso solo es para dar la apariencia.
Las limitaciones y prohibiciones son solo para los demás.
Es de esa manera en que se convierten de chairos a fifís, a neoliberales y aspiracionistas.
Pienso, y tal vez esté equivocado, que lo que pasó en este primer año de gobierno de Claudia Shikitibum fue algo así como aquel dicho que dice: “Cuando el gato no está los ratones se divierten”.
Con el Cabecita de Algodón, que de cualquier forma mantenía una férrea disciplina en su equipo de trabajo, nadie pareció salirse de la olla. Sí. Hubo transas como la de SEGALMEX, la megafarmacia, el AIFA, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, pero eso era pecata minuta.
Los funcionarios de primero y segundo nivel estaban controladitos. Nomás con una mirada de #YSQ, mantenían quietas sus ansias de novillero.
Pero nomás se fue a “La Chingada” y todos empezaron a descararse, viajando en avión en primera clase, gastando grandes cantidades de dinero en hoteles de cinco estrellas, comprando mansiones y vehículos lujosos y todo eso, a espaldas de lo que tanto pregonaron.
Por eso es muy entendible la ira de doña Susana Bagán.
Hay que entender que en política uno de los pecados capitales se llama incongruencia.
Tú puedes ser el político más rata, sinvergüenza y desgraciado de todos, pero si de pronto dices que ahora vas a ser honesto y buen pedo, nadie te lo va a creer.
A ver. Recordemos que MORENA se nutrió de muchos ex priístas. Y el PRI cayó de la gracia popular porque esos mismos personajes se despacharon con la cuchara grande durante décadas, amasando inmensas riquezas y poderío.
Ahí tenemos el caso de Manuel Bartlett, quien, como se recuerda, fue el artífice del megafraude electoral con la “caída del sistema” que permitió la llegada de Carlos Salinas De Gortari a la Presidencia de la República.
Y mírenlo ahora, londo y lirondo, gozando de las bondades de la Cuarta Transtornación.
Por eso mejor nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Las evoluciones que proporciona la existencia”. (Las vueltas que da la vida).
