Al Vuelo-Hocicón

Al Vuelo-Hocicón

Por Pegaso

¡Qué chinga le pusieron al Canelo!

Terence Crawford le dio una lección, pero no de boxeo, sino de humildad.

Un tipo que se la pasa echando bravuconadas, diciendo que es el mejor del mundo, no pudo contra alguien que tuvo que hacer un esfuerzo brutal para alcanzar el peso necesario, le dio una cátedra de pugilismo y le arrebató el campeonato mundial como quitarle su juguete a un niño.

No sé qué tiene el éxito que te enloquece.

Pocas son las personas que resisten estoicamente y permanecen sin alteración alguna cuando alcanzan la cumbre.

La mayoría empiezan a gastar el dinero a lo loco, se compran autos de super lujo, mansiones exclusivas, comen en los mejores restaurantes y se codean con otro tipo de gente. Y no me estoy refiriendo específicamente a Norroña, sino a la gran mayoría de los nuevos ricos.

Es como si el dinero estuviera reñido con la humildad. Te cambia completamente la vida.

Por eso mismo, boxeadores como El Canelo, empiezan a ganar peleas, la mayoría arregladas, y comienzan a creer que están cagados por los dioses.

Su lengua crece exponencialmente. Su cerebro le dice que es invencible, que es el mejor del mundo, que no hay nadie que haya tenido su grandeza y entonces… viene el desplome, el despertar a la cruda realidad.

Pero ¡ea! Mientras estás en la cúspide gozas de fama y fortuna, te rodean miles de amigos y curvilíneas mujeres que antes ni te pelaban. Están ahí por tu dinero.

Al paso del tiempo, si no sabes administrarte, pierdes todo lo que habías ganado. Pronto los amigos y las mujeres se van y solo te queda el recuerdo.

Pero si durante el tiempo que tuviste éxito fuiste un bocón y un maldito presuntuoso, tu caída va a ser más estrepitosa.

Tras la pelea de anoche, la polarización de opiniones no se dejó esperar.

Hubo quien aplaudió las palabras del boxeador mexicano, quien se justificó diciendo que lo que quería era probarse a sí mismo y que ahí será a la otra, que su rival era bueno y que una derrota no lo define.

Por el contrario, los que lo odian a muerte por hocicón salieron a decir que es una gran decepción, que no nos representa a los mexicanos y mil lindezas más.

Pero ya no hablemos de El Canelo. Hablemos del resto de las personas.

El éxito, como dije, suele estar reñido con la humildad.

Puedes ser exitoso, puedes tener mucho dinero, puedes darte una vida de lujos que jamás soñaste en la vida, pero lo más valioso siempre va a ser la humildad con que manejas ese éxito, tu relación con los demás y la empatía que puedes mostrar con quienes han sido menos afortunados que tú.

Por lo menos, muéstrate un poco menos presuntuoso.

Viene el refrán estilo Pegaso: “Existen ocasiones en que el afluente transcurre pletórico y en otras circunstancias ni líquido transporta”. (Hay veces que el río va lleno y otras que ni agua lleva).

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *