Al Vuelo-Tiempos

Al Vuelo-Tiempos

Por Pegaso

¡Al fin!

El cine mexicano parece que está saliendo de un largo, larguísimo letargo y está optando por explorar nuevos temas en la industria cinematográfica. Nuevos para nosotros porque los gringos  y los países del Lejano Oriente nos llevan siglos de ventaja.

Me explico. Acabo de ver la película llamada “Nuestros Tiempos” (“Nuestros Tiempos”, por su título original en español. Estrenada este año. Director: Chava Cartas. Protagonistas: Lucero, Benny Ibarra, Renata Vaca, Ofelia Medina, Hugo Albores y Rebeca Blancarte).

Es una película de romance, pero también de ciencia ficción. Específicamente de un viaje en el tiempo, la cual, por cierto, ya está disponible en Netflix.

No quiero espoilear, como dicen los chavos de hoy, pero Nora (Lucero) y Héctor (Benny), son dos científicos de la UNAM que construyen una máquina temporal, en 1966. Gracias a la aparición de un agujero de gusano, logran trasladarse hasta el 2025, donde surgen una serie de conflictos, ya que aquella fue una época machista y ahora se enfrentan con ideas radicalmente opuestas, donde se rechaza el patriarcado y a las mujeres no se les puede tocar un pelo porque te califican de misógino.

La idea no es original, sino que se inspira en otras producciones, como “La Máquina del Tiempo” de Orson Welles y Timeless, serie norteamericana de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo.

Pero el tema no es el contenido, sino el concepto. La ciencia ficción no es lo de los mexicanos. Solo de vez en cuando alguien se atreve a adentrarse en otros temas, como ocurrió con aquella memorable película de Luis Buñuel llamada “El Ángel Exterminador” (“El Ángel Exterminador”, por su nombre original en español. Estrenada en 1962. Director: Luis Buñuel. Protagonistas: Silvia Pinal, Enrique Rambal, Claudio Brook, José Baviera, Augusto Benedico, Jackeline Andere y Antonio Bravo), donde se aborda el tema de lo místico con un dejo de surrealismo.

No. Casi desde que se empezó a producir cine en México, éste ha sido monotemático.

Durante la llamada Época de Oro no salían de películas de charros o de tipos buena onda en escenarios urbanos. Más adelante fueron cabareteras y producciones de burlesque, después luchadores, ficheras, luego pistoleros famosos y ahora, no salen de narcotráfico y violencia.

A ver si, con el ejemplo exitoso de “Nuestros Tiempos”, los productores de cine nacionales y regionales pueden salir del agujero negro en que los ha obligado a vivir la narcocultura y se animan a producir otro tipo de contenido.

Nos decía Estrella Almada, hija del conocido actor mexicano Mario Almada y actualmente propietaria de una productora cinematográfica, que a la gente no le gusta otra cosa que no sea la sangre, la violencia y el narco.

Otro productor me dijo que mientras una película de cualquier otro tema tiene cuando mucho 10 mil visitas en la plataforma de streaming en que se distribuye, mientras que las de violencia y narcotráfico contabilizan millones.

Así que sí, es un buen negocio, y por eso Reynosa se ha convertido en el nuevo Hollywood de la frontera. Ahora se le conoce como Reynollywood, en referencia a la meca del cine norteamericana pero también al Bolliwood de la industria cinematográfica hindú.

Basta con que alguien se atreva. A lo mejor aún los mexicanos no tenemos tan podrida la sesera, que pudiéramos llegar a valorar el esfuerzo de quienes hagan buenas películas, con temas que nos lleven a la reflexión y que al mismo tiempo nos entretengan de una manera sana.

Vamos a esperar.

Mientras tanto, nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “A cualquier pequeña ermita le aviene su pequeña celebración”. (A cada capillita le llega su fiestecita).

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