Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. En su cuenta de Facebook, el diputado local con licencia y líder del Sindicato Industrial Autónomo de Operarios en Plantas Maquiladoras de la República Mexicana (SIAMARM), Alberto Lara Bazaldúa insiste en que una sociedad deshumanizada e insensible es peligrosa para la familia y para nuestros hijos.
“Donde gobierna la violencia y las agresiones no hay espacio para crecer, para el progreso, para la civilización, todo es la falsa conciencia; un demonio que nos margina, nos mata y aún así, con falsas aspiraciones queremos ser parte de ellos y normalizamos sus actos.
Lloramos y lloramos cuando nos toca perder a alguien cercano y los maldecinos, pero se nos olvida al rato y les cantamos embrutecidos por el alcohol; hasta padre o apá les llaman, honrando y justificando su maldad, su crueldad”-comenta.
La serie de comentarios de Lara Bazaldúa ocurren después de la muerte del joven Orlando Luna Santiago, trabajador sindicalizado de la empresa Corning, de 19 años de edad. Su cuerpo fue encontrado cerca de la colonia San Valentín, el día de ayer.
Los comentarios son el sentido de condenar las manifestaciones de violencia.
“¡Estamos viviendo un mundo totalmente desconocido e insensible!”-señala Tania F., una joven egresada de la Universidad del Atlántico.
La opinión de Alberto Lara se acompaña de una viñeta donde aparecen dos mujeres, una de las cuales, en tono preocupado, comenta: “¿No te parece terrible que estén matando y secuestrando estudiantes y trabajadores?”, y la respuesta de la otra mujer, con cara indiferente, es: “No sé yo, es que no entiendo de política. ¿Fuiste a ver a Julión?”
Lupita G., reaccionó de la siguiente manera: “Muy triste nuestra realidad. ¿En qué momento se perdieron los valores en nuestra sociedad? ¿En qué momento nos deshumanizamos? ¿Dónde queda la empatía? Tan común es ahora ver cada día más personas desaparecidas desvividas (asesinadas) y más familias sufriendo”.
En un comentario previo, que fue acompañado por la foto del joven Orlando Luna Santiago, Lara Bazaldúa se preguntó: “Les lloramos a nuestros desaparecidos y muertos, después les cantamos a los secuestradores y asesinos” en clara alusión a la popularidad que tienen los narcocorridos y demás géneros de música que hacen apología del delito.
Normalizar la violencia verbal que se transmite mediante la música equivale a normalizar las conductas delictivas que ahí se describen.
