Al Vuelo-Apología

Al Vuelo-Apología


Por Pegaso
Que alguien me diga si alguna de las siguientes canciones hace apología de delito:
Con el regreso del Chapo
la empresa del sur creció.
Hay gente muy preocupada
porque el Chapo ya volvió.
Eslabón de la cadena
y compadre del señor. (Fragmento del corrido: El regreso del Chapo, de Los Tucanes de Tijuana).
Otro ejemplo:
Soy el jefe de jefes, señores
me respetan a todos niveles.
Ni mi nombre y mi fotografía
nunca van a mirar en papeles,
porque a mí el periodista me quiere
y si no, mi amistad se la pierde. (Fragmento de El Jefe de Jefes, de Los Tigres del Norte).
También hay para niños:
Y es que el envidioso es más peligroso y no por su persona.
Según son amigos, pero por la espalda, nunca te perdona.
Yo sigo en lo mío y no los ocupo ni pa’ carcajadas.
Acuérdense que Kiko envidiaba al Chavo y no tenía nada. (El Envidioso, de Los Dos Carnales).
Los narcocorridos deben regularse para que ya no hagan apología de delito.
Pero también hay otros géneros que deben ser regulados, como las infumables canciones de los reguetoneros, que apologizan la sexualización y menosprecio a las mujeres:
Estoy enamorado de cuatro babys,
Siempre me dan lo que quiero.
Chingan cuando yo les digo
ninguna me pone pero.
Dos son casadas, hay una soltera,
La otra, medio psycho,
Y si no la llamo, se desespera. (Fragmento de Cuatro Babys, de Maluma).
Esa música infernal debe acabar. No solo por el contenido violento y misógino, sino por los cacofónicos sonidos que embotan la mente y hacen creer a la pobre gente que gusta de ellos que la narcocultura y la misoginia son buenas.
Luego de sucesos como el de Guadalajara, donde Los Alegres del Barranco pusieron la foto de un capo en pantalla y el desmadre en el palenque de La Feria del Caballo, de Texcoco, es tiempo de tomar una decisión vital: O dejar que siga todo como está, o poner un alto a ese libertinaje, que no libertad.
Desgraciadamente, empiezan a surgir voces que consideran que los esfuerzos que se hacen en algunas entidades del país por prohibir los narcocorridos son un atentado a la libertad de expresión y a la cultura popular.
Yo les digo a esas personas: Bueno. Entonces no se quejen cuando haya masacres, campos de exterminio, secuestros, desapariciones forzadas, descuartizamientos y tanta barbaridad como la que se ha visto en los últimos veinte años.
Por supuesto, solo van a cambiar de opinión cuando les toque a ellos. No antes.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Procedamos a tornarnos en menor cantidad…” (Vámonos haciendo menos…)

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