Por Pegaso
Una pegajosa canción de la Sonora Dinamita dice: “No te metas con mi cucu, no te metas con mi cucu, yo sé que tienes tu mujer, así que deja mi cucu”.
Llámele como quiera: Asterisco, el sin esquinas, el siempre sucio, el muerde tanga, el anastacio, el remolino, pero es una parte muy importante de la anatomía humana que realiza una función vital: Desechar lo que ya no sirve.
Si usted en este momento está degustando sus sagrados alimentos y no quiere leer sobre este tema, sáltese hasta donde dice: “Por eso lo más importante de la vida es el cul…”
El tema de hoy se refiere a la forma en que se asea dicha parte.
Es tendencia en las redes sociales el que algunas damas y algunos caballeros que manejan blogs o canales de You Tube y Tik Tok, te enseñen a limpiarte de manera correcta, y no me refiero a una técnica específica, sino al uso del papel higiénico más toallitas húmedas desechables.
Me explico.
Hace muchas décadas, allá, en las zonas rurales de México, la forma más sencilla de realizar esa acción era tomar un olote (el sobrante de la mazorca seca de maíz) y proceder a la acción.
La época moderna nos dio el papel sanitario, que por la propia naturaleza del mercado fue evolucionando hasta hacerse más pachoncito para que no nos rozara como los olotes.
Más adelante le aplicaron alguna fragancia para contrarrestar los malos olores producidos por la descomposición bacteriana.
La mencionada tendencia en redes es que ahora te están enseñando que no basta solo el papel, sino que hay que acabar el trabajo con toallitas húmedas.
“Tu cucu también merece que lo cuides”-dicen, y proceden a describir los beneficios de mantener esa zona tan limpia y reluciente como si fuese la de un bebé.
La primera vez que vi eso en internet fue un video de una chica musulmana. Decía que ellos, los practicantes de esa religión, utilizan agua y jabón, además de solo usar una de sus manos para ejecutar la limpieza íntima y la otra para manipular los alimentos.
De ahí en adelante, se han popularizado ese tipo de videos.
Tanta respuesta han tenido, que incluso si vamos al supermercado vamos a ver en el apartado del papel higiénico paquetes de toallitas húmedas exclusivamente para la limpieza del asterisco.
Ya las hay con aloe vera, con suavizantes, aromatizados y al rato habrá hasta con blanqueadores y abrillantadores.
En la película “El Demoledor” (The Demolition Man, por su título original en inglés. Estrenada en 1993. Director: Marco Brambilla. Protagonistas: Silvester Stallone, Wesley Snipes, Sandra Bullock y Benjamin Bratt), el personaje principal, Joh Spartan, es despertado después de 36 años de una cárcel criogénica para que combata al desalmado criminal Simon Phoenix. En una de las escenas, Lenina Huxley le indica dónde está el baño, y Spartan no encuentra papel sanitario, sino tres conchas marinas.
Termina la película y el héroe se queda con la duda de cómo se deben usar las tres conchas para el aseo de esa región tan íntima, tan menospreciada pero tan importante para el buen funcionamiento del cuerpo humano.
Por eso lo más importante de la vida es el cultivar buenos hábitos de limpieza.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Hacia la parte posterior, hacia la diestra”. (Al fondo, a la derecha).
