Al Vuelo-Condiciones

Al Vuelo-Condiciones

Por Pegaso

¡Basta! ¡No insistan! El Cabecita de Algodón no saldrá de su retiro en “La Chingada” ni a que le de el sol, a menos, claro está, que ocurra alguna de las siguientes cosas:
1.- Si se atenta contra la Democracia.
2.- Si hay un intento de Golpe de Estado.
3.- Para defender la Soberanía de México.
Olvídense que salga a defender al pueblo de los narcos.
Tampoco sacará la cabeza por los niños que mueren por el cáncer ante la falta de medicamentos en el sistema de salud pública.
Ni mucho menos para exigir cuentas a los funcionarios que se siguen haciendo multimillonarios gracias a las complicidades que se tejen en las altas esferas del gobierno.
No es necesario. Desde su cómodo reposet, o sentado a la sombra de una frondosa ceiba, con solo mover un dedo sigue haciendo y deshaciendo en el país.
“No hay que hacerle sombra a la Presidenta. Ella está gobernado y lo hace muy bien”-dicen que dijo, pero la verdad es que se nota la mano que mece la cuna.
Es un Jefe Máximo de closet.
Hagamos un poco de historia. De 1924 a 1028, el general Plutarco Elías Calles fue Presidente de la República.
Durante su mandato estableció el Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente del PRI, que unificó a los diversos sectores políticos, con lo cual, llegó a consolidar su poder más allá aún de su mandato constitucional.
De esa manera fue que pudo imponer a los tres siguientes presidentes: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, quienes fueron sus títeres, hasta que llegó el Tata Lázaro para echarlo a patadas.
“El Maximato es recordado como un periodo crucial en la historia política de México, donde Plutarco Elías Calles desempeñó un papel fundamental en la consolidación del poder político y en la creación de un sistema institucional que perduraría en el tiempo. Su legado sigue siendo objeto de estudio y debate en la historia contemporánea de México”. (Copilot Search).
Claro. Calles no se fue a “La Chingada”, sino que vivía en una casa en la colonia Anzures, frente al Castillo de Chapultepec y desde ahí, mandaba galleta con solo mover un dedito.
Incluso llegó a escribir no uno, sino varios libros que abordaban su vida y sus contribuciones a la política mexicana, donde se ponía como el salvador de México, el adalid incomprendido y atacado por los conservadores de la época y se comparaba en grandeza incluso con Hidalgo, Morelos, Juárez y Madero. ¡Mmmmhhhh! ¿Dónde he escuchado eso antes?
Así que no. El papucho de papuchos, el loco hermoso, el rorro de Macuspana no volverá a la vida política del país, a menos que ocurran alguna de las tres condiciones anteriores. Aunque ya dijo que sí, haría una gira nacional para presentar su nuevo libro llamado “Grandeza”, obra de lectura obligatoria para los millones de pobres que han salido de la jodencia gracias a su gobierno humanista.
Olvídense de leer los grandes clásicos, como El Quijote, La Ilíada o las obras de los autores contemporáneos, como Octavio Paz, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Edgar Allan Poe, Ernest Hemingway, Truman Capote, F. Scott Fitzgerald, Voltaire, Victor Hugo u Honore de Balzac.
El libro “Grandeza” promete un cúmulo de emociones que enriquecerán tu alma y te harán reflexionar sobre el enorme privilegio que tienes de conocer a fondo el magnánimo y egregio pensamiento de este nuevo benemérito.
Allá tú si te lo pierdes.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Demuestra mayor sapiencia el demonio por añoso que por demonio”. (Más sabe el diablo por viejo que por diablo).

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