Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. La directora de una institución educativa de nivel secundaria puso a barrer el patio a alumnos con reporte de mala conducta, como una forma de corrección, más que de castigo.
La noticia que se está haciendo viral en redes sociales ha tenido centenares de comentarios, la gran mayoría, en apoyo a la funcionaria educativa, ya que con esto se impone la disciplina entre el alumnado y marca un antecedente para que dichas conductas no se vuelvan a repetir.
Las generaciones anteriores, sin embargo, se las tuvieron que ver con castigos más severos. Una sola indisciplina y se hacían acreedores a unos reglazos en las manos.
La maestra llamaba al frente del salón a quien estuviera distraído, molestando a sus compañeros o expresándose con malas palabras.
Tomaba una regla de madera de a metro, de las que se usaban para los trazos de Geometría en el pizarrón y le ordenaba al alumno que extendiera las manos con las palmas hacia arriba.
Un segundo después, asestaba el primer reglazo, hasta cumplir con la penitencia. Y ¡ay de aquel que quitaba las manos, porque el castigo era doble!
Había otro castigo más humillante aún, para niños de primaria: La maestra los pasaba a un rincón del aula y le colocaba en la cabeza unas orejas de burro. Ahí debía permanecer el resto de la clase.
Y lo mejor: Los padres de familia no solo permitían, sino aplaudían los castigos que los maestros impartían entre los alumnos rebeldes o malportados.
Sin embargo, desde que surgieron los primeros movimientos en pro de los derechos humanos, y después su formalización con la CNDH ya nada volvió a ser igual.
En la actualidad, si un maestro se atreve a tratar de corregir a un alumno, éste, que generalmente sabe karate, lo agrede a golpes y además lo acusa de abuso, mientras sus compañeritos graban todo en video para subirlo a las redes sociales.
Hay muchos casos en que los maestros son acusados por alumnas por supuesto acoso sexual, y la Secretaría de Educación da la razón al alumno, aún cuando no haya pruebas suficientes. Resultado: La carrera del mentor se termina y su reputación queda en ruinas.
Algunos comentarios sobre esta información abogan por el regreso de los correctivos a las escuelas.
Por lo pronto, la medida que tomó la directora provocó polémica, ya que otros padres de familia calificaron como castigo excesivo el haber puesto a barrer el patio a los malcriados alumnos.

