Por Pegaso
Las manifestaciones violentas que se vieron en la Ciudad de México por parte de la llamada “Generación Z”, donde tumbaron la barda que con tanto esfuerzo había colocado la Presidenta de la República, Claudia Shikitibum para salvaguardar el Palacio Nacional y otros tesoros históricos, como la Catedral de Guadalupe, son criticables por todos los lados de donde se mire.
“La violencia nunca es buena, mata el alma y la envenena”, decía “El Chavo del Ocho. Tenemos que apegarnos a las leyes, si es que queremos conservar los restos de país que nos han dejado los malos gobiernos.
La derecha aprovechó muy bien el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Se gastaron miles de millones de pesos en pagar porros y golpeadores profesionales.
No estoy defendiendo al gobierno de la Cuarta Transtornación, sino que pongo en la balanza el magnífico pretexto que se le presenta para imponer una ley marcial o incluso, instaurar abiertamente un sistema socialista, muy al estilo de Venezuela, Cuba y Corea del Norte.
Ya lo he explicad aquí muchas veces. Me he cansado de decir que un sistema político genera a otro muy diferente a consecuencia de las ambiciones de unos cuantos, y a final de cuentas, el pueblo sigue quedando abajo, oprimido y pisoteado.
En La República de Platón se explica que el mejor sistema de gobernar una República o Estado es la Monarquía. Para los socráticos, lo más deseable era tener un rey bondadoso y justo.
No obstante, cuando los cortesanos empezaban a susurrar a sus espaldas diciendo: “¿Por qué un solo individuo debe tener el poder?”, entonces se organizaban y complotaban para asesinarlo.
De ahí surge la Oligarquía, es decir, el gobierno de unos cuantos poderosos.
Pero cuando el pueblo se daba cuenta que eran pocos los privilegiados que ostentaban el poder, se organizaban y armaban una revolución. De ahí surge la Democracia.
En la Democracia hay libertades. Pero cuando esas libertades se convierten en libertinaje, entonces el Gobierno Democrático endurece sus políticas y se convierte en Tiranía o Dictadura.
Ahí está. Lo he explicado en pocas palabras como en muchas ocasiones lo he hecho. No me crean a mí. Lean La República, de Platón y se darán cuenta de muchas cosas.
Y así, México está en una encrucijada. El Gobierno Democrático que llegó al poder en el 2028 vio que había muchas libertades y mucho libertinaje, y de inmediato se dio cuenta que necesitaba endurecer sus políticas. Bajo el pretexto de acabar con la corrupción fue restringiendo derechos, eliminando programas y controlando todas las instituciones.
La anarquía que se está generando con la “Generazión Z” y el “Movimiento del Sombrero” pueden ser pretextos valiosísimos para justificar el golpe de timón que nos lleve a un socialismo rampante.
Por eso a mí no me parecieron para nada bien esas manifestaciones, y más cuando ofenden a la Presidenta de la República con expresiones como: “¡Revocación a la chichis de limón!”
Me imagino que no le hará ninguna gracia a la mujer más poderosa de México y al su esposo, el primer Damo del País.
Y más que Claudia Shikitibum ya admitió que participará en las elecciones intermedias del 2027 en el ejercicio de Revocación de Mandato, donde se decidirá si permanece en el puesto o se va a La Chingada con su tutor, el Cabecita de Algodón.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Poseemos el sistema de gobernanza al que nos hemos hecho acreedores” (Tenemos el gobierno que merecemos).
