Por Pegaso
Es cierto. ¿Tanto escándalo por un arrejuntón que le dieron a la Presidenta?
No se puede tolerar que haya ese tipo de actitudes que atentan contra la dignidad de las mujeres, dice la narrativa oficial.
Pero, pero, pero, ¿qué no es más grave el asesinato de la maestra Irma Hernández en Veracruz, las miles de mujeres que desaparecen a diario, las niñas que son prostituidas o las madres de familia que se quedan sin el sustento que les brindaba su pareja?
Unas horas después de lo ocurrido, todo el aparato gubernamental, empezando por diputados, senadores, gobernadores y alcaldes condenaron enérgicamente el arrimón y la acariciada de teclas a la mandataria.
De ahí surgió una pregunta que actualmente da la vuelta a las redes sociales: ¿Qué es más importante?
Nadie dice que no se debe castigar una actitud misógina como la que mostró el deschavetado sujeto. Lo que sí se hace notar es la tremenda asimetría que existe entre la reacción que tuvieron las autoridades por lo que le pasó a la Presidenta contra la que normalmente demuestran cuando ocurre un delito mucho peor, que es el secuestro o el homicidio de mujeres comunes y corrientes.
¿Cuántos de esos delitos permanecen impunes?
Pero hay más. Yo puedo jurar que al chango que se atrevió a arrimarle el camarón a la Jefa del Ejecutivo Federal le van a dar cárcel de por vida, lo van a refundir en las mazmorras más abyectas de Almoloya o Puente Grande y le van a echar al Negro Llorarás para que se arrepienta mil veces de su osadía.
Mientras tanto, si acaso la policía logra resolver un secuestro o feminicidio, el presunto responsable es tratado con pinzas, para no hacer enojar a los Derechos Humanos, además de que se cuidan hasta la exageración sus garantías constitucionales. Y si el expediente no está bien sustentado, como suele ocurrir, entonces le dan auto de libertad por falta de pruebas.
Así es México.
Miren. Según estadísticas oficiales, hasta el mes de julio se registraron 338 feminicidios en el país, de los cuales, 102 ocurrieron en el mes de julio.
De acuerdo con una nota de El Economista, en México se reportan un promedio de 1.8 feminicidios al día, en base a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
No sé la estadística de los arrimones, pero creo que tampoco el SESNSP los tiene, ya que esos difícilmente se denuncian.
Son incidentes aislados que pasan preferentemente en los sistemas de transporte público de las ciudades, como el metro o los autobuses urbanos, pero son miles diariamente porque la hormona no descansa.
Siendo muy molesto para las bellas damitas y constituyendo una muestra del machismo y la misoginia que aún prevalecen en nuestro país, las denuncias a causa de los arrimones no son tan frecuentes.
Solo, claro está, cuando se trata de una figura pública como la de la Presidenta. Aunque si vemos algunas fotos del anterior mandatario, #YSQ, vemos que este le daba vuelo a la hilacha besando de lengüita y de sacacorcho a las correteables diputadas de MORENA que se acercaban para tomarse la selfie con él, y ahí nadie decía nada, porque si abrían la boca se quedaban sin chamba.
Entonces, el acoso a las mujeres es algo despreciable, pero a mi juicio, es más despreciable el asesinato y secuestro.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “A la fémina, ni siquiera con corola de inflorescencia del arbusto denominado rosal”. (A la mujer, ni con el pétalo de una rosa).
