Por Pegaso
En la película Parque Jurásico (Jurassic Park, por su título original en inglés. Estrenada en 1993. Director: Steven Spielberg. Protagonistas: Sam Neill, Laura Dern, Jeff Golfblum, Richard Attenborough, Bob Peck y Martin Ferrero), en una de las escenas donde los doctores Ian Malcolm, Alan Grant y Ellie Sattler discuten sobre el nuevo papel que jugarán los dinosaurios creados artificialmente en un mundo dominado por los humanos, Malcolm, especialista en la Teoría del Caos dice algo así: “La naturaleza destruye a los dinosaurios…, el hombre revive a los dinousarios…, el dinosaurio destruye al hombre…” y la doctora Sattler, paleobotánica termina la frase: “Y la mujer hereda La Tierra”.
Pero bueno. Nunca ocurrirá tal cosa. Al menos, no en el mundo globalizado y enrevesado en que vivimos actualmente.
Me explico. En uno de tantos shows que ofrece el comediante Franco Escamilla, dijo algo muy actual y profundo: “El hombre que inventó la equidad de género es un genio”.
¿Por qué dijo eso Franco Escamilla? Pues porque gracias a ese concepto nos hemos ahorrado los varones miles y miles y miles de millones de pesos.
Ahora la mujer está convencida de que salir en redes sociales casi encuerada es ser empoderada y chingona, ir al restaurante y pagar la mitad del consumo, es ser empoderada y chingona, trabajar en lugar de estar en casa cuidando a las bendiciones, es ser empoderada y chingona, tirarse al tipo que se le antoja, cuando se le antoja, es ser empoderada y chingona.
Y así, en la película mexicana Nuestros Tiempos (Nuestros Tiempos, por su título original en español. Estrenada este año en la plataforma de Netflix. Director: Chava Cartas. Protagonistas: Lucero, Benny Ibarra, Renata Vaca, Ofelia Medina y Hugo Albores), Nora, una profesora y científica de la UNAM en la década de los 60, se sorprende del comportamiento de las mujeres en el 2025, luego de viajar en una máquina del tiempo y por error, caer en la época actual.
Su nieta usa siempre pantalones, se pinta el pelo de colores, fuma mota, practica el sexo con su novio y todo eso es considerado normal.
Hoy en día, si un chavo le abre la puerta del coche a su novia, lo más probable es que lo acuse de incurrir en estereotipos machistas, porque ella sola puede hacerlo.
Si van a un restaurante y él pretende pagar la cuenta, es otro estereotipo, porque resulta que ella tiene con qué liquidar el consumo, y no se hable si se atreve a regalarle rosas. Simplemente se las va a tirar en la cara, gritando que ese es un gesto paternalista y anticuado.
En el mundo global que vivimos es necesario tratar a las delicadas damitas con pinzas de cirujano. No por algo se le llama la Generación de Cristal.
Pero por otro lado, prevalece una frivolidad y una liberalidad que jamás se había visto en la historia del planeta.
Y es gracias a ideas como la equidad de género, el empoderamiento y toda esa locura que ahora los varones ya no necesitan desembolsar tanto dinero para ver a las mujeres en ropas interiores. No. Basta un click en Only Fans y ahí están, como Diosito las trajo al mundo, enseñando todo lo que Natura les dio a cambio de unos módicos y devaluados pesos.
Pero además, si el chavo tiene la fortuna de ser algo agraciado, las chicas se lo llevarán a la cama, y no al revés, como sucedía décadas atrás, bajo el argumento de: “Yo soy la que escojo con quien quiero hacer el delicioso”.
Y sí. Tienen razón, pero entonces, no se quejen cuando se les quede el carro con la llanta ponchada y no puedan cambiarla solas, o cuando van en el camión y ningún varón quiere darles el asiento, o que tengan que pagar la mitad del consumo en los restaurantes.
Como dice Roberto Carlos: “Yo soy de esos amantes a la antigua, que suelen todavía llevar flores, de aquellos que en el pecho aún abrigan recuerdos de románticos amores”.
Viene el refrán estilo Pegaso: “A las féminas, ni la totalidad del apego emocional ni todo el capital”. (A las mujeres, ni todo el amor ni todo el dinero).

