Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. ¿Quién dice que Reynosa no tiene atractivos turísticos arqueológicos?
Tenemos ruinas. Ruinas prehispánicas, o bueno…casi.
Por el rumbo del puente internacional Reynosa-Pharr hay un predio conocido en la década de los 60 y 70 por ser el principal sitio de recreación para los tranquilos habitantes de aquella época.
Se le llamó “Orizatlán”, en honor al lugar de nacimiento del propietario de ese inmueble, Jerónimo Monterrubio, quien ordenó construir más de un centenar de estatuas de varilla y concreto, desde la Creación, pasando por la etapa precolombina, la conquista y el México Contemporáneo.
Ese legado cultural e histórico ahora está en ruinas. El paso del tiempo, el clima extremoso, la lluvia y los vientos fuertes han hecho su trabajo y ahora la mayoría de ellos están en el suelo o sumamente deteriorados.
Solo el Sindicato Petrolero se interesó por rescatar algunos de esos monumentos. Los llevó a su centro recreativo “Campestre”, ubicado a varios kilómetros al oriente.
El resto permanecen cubiertos por la maleza y sería necesario un equipo profesional de arqueólogos para que puedan descubrirlos.
Hay una pirámide coronada por las figuras de Cortés, Cuauhtémoc y Cuitláhuac, en aquella escena donde los españoles quemaron los pies al caudillo azteca para que dijera dónde había escondido el tesoro de Tenochtitlán.
Hacia la parte más al sur, nos recibe un árbol con las figuras de Adán y Eva sosteniendo la manzana. A unos metros, una imponente águila enmedio de lo que fue el pequeño lago y más allá, una primer galería con las figuras de guerreros aztecas y caudillos de la Independencia y la Revolución.
El sitio está tachonado de figuras de varilla y cemento, contando una historia en 3D.
Sin embargo, en los últimos años la invasión de maleza y el deterioro normal, ha provocado que muchas de ellas caigan al suelo en pedazos.
A lo largo de las décadas hubo varias propuestas para su rescate, pero ninguna de ellas llegó a consolidarse.
Jerónimo Monterrubio vendió el predio a la Universidad Valle del Bravo y más adelante el terreno se subdividió para dar cabida a los modernos edificios de agencias aduanales y empresas de logística.
De vez en vez, grupos de universitarios y aficionados a la fotografía acuden a Orizatlán a hacer algunas tomas.
Dentro de poco tiempo ese material será el único recuerdo que nos quede a los reynosenses de lo que fue un sitio de atractivo reconocido a nivel nacional por la Secretaría de Turismo.
Finalmente, en el registro de monumentos históricos de Reynosa se le dejó fuera debido a que hace mucho tiempo que éste no se actualiza.