Por Marcos Olivares
En mi anterior participación iniciamos este trascendente tema, que valía la pena continuarlo.
Negarse a delegar, frena la innovación, reduce la productividad y genera más presión para los directivos. Según DDI, los líderes que no delegan tienen 70% más probabilidades de experimentar Burnout (Síndrome de agotamiento emocional o profesional)
Los equipos pierden hasta 4 veces en creatividad y rinden 2.2 veces menos. Todo por no soltar. En cambio, las organizaciones que delegan bien logran mejoras de hasta 30 % en innovación y eficiencia, según Gartner y Mercer.
Finalmente, en un estudio de Gallup, los directivos con alta capacidad para delegar mostraron un crecimiento promedio de 112 puntos porcentuales más que aquellos con bajo talento para delegar— y generaron un 33 % más de ingresos que sus pares menos efectivos.
Pero, como escribe Stephen M.R. Covey en su libro “Confía e Inspira” el estilo Comando y Control ya no funciona. Hoy los líderes inspiran confianza, y al hacerlo, desarrollan y liberan la grandeza de cada persona.
Para él, las tres responsabilidades del líder que confía e inspira son: Modelar (quién eres), Confiar (cómo lideras) y finalmente Inspirar (conexión emocional profunda).
En una entrevista con El Economista, Salvador Alva (empresario y expresidente del Tecnológico de Monterrey), comentó: “Si no le das la libertad a todos los individuos y no haces que su trabajo lo puedan reinventar todos los días, esa empresa se va a ir muriendo”.
El Liderazgo efectivo requiere otorgar confianza y autonomía a los colaboradores.
Explica que los líderes tradicionales tienden a aferrarse al control, pero para fomentar la innovación y el desarrollo del talento es indispensable delegar responsabilidades y permitir que cada persona tenga la libertad de mejorar e innovar en su trabajo diario. De esta manera, el equipo se fortalece y la empresa permanece vigente y competitiva en el futuro.
CINCO PASOS PARA TRANSFORMAR EL MINDSET (La Mentalidad)
Primeramente, hay que definir con claridad qué se quiere lograr y por qué importa. No delegues tareas sueltas, delega intención y propósito. Genera foco, compromiso y pensamiento crítico.
Selecciona a quién tenga el potencial, no solo la experiencia. A veces, es mejor apostar por quien muestra iniciativa, valores alineados y hambre de crecer. El Liderazgo se forma haciendo.
Cada vez que se delega correctamente, se potencia las habilidades de un futuro Líder.
Hay que otorgar el poder real, no solo trabajo. Delegar sin empoderar es falso. No basta con “haz esto”; se necesita acceso a datos clave, autonomía para decidir y cobertura ante riesgos. Dile: “Tienes mi apoyo si decides cambiar la estrategia; solo asegúrate de justificar bien por qué”.
Establece puntos de revisión claros. Define momentos puntuales para revisar avances y respétalos. Preguntar todos los días: “¿Cómo vas?”, transmite ansiedad, no confianza. El seguimiento útil se enfoca en decisiones y aprendizajes, no en controlar el proceso. Y no olvides la pregunta clave en este proceso de revisión: “¿Cómo te apoyo?”.
Abraza el error como parte del camino. La delegación madura implica aceptar que pueden cometer errores. Lo importante es aprender rápido, ajustar y seguir.
En vez de castigar, pregunta: “¿Qué aprendiste y qué harías distinto?”
Y como dice Covey: “La confianza no se exige, se inspira”. Y tal vez, el mayor acto de liderazgo hoy es atreverse a soltar… y descubrir que los demás también pueden volar, tal vez mejor y mucho más alto.
Es urgente transformar el liderazgo empresarial hacia uno más humano, estratégico e inspirador.
Referencias:
Rogelio Salcedo. Consultor e influencer en temas de Recursos Humanos y Talento.
Salvador Alva. Empresario y Ex presidente del Tecnológico de Monterrey. Ex presidente de PepsiCo en América Latina.
Gartner and Mercer. Líderes en consultoría y servicios de gestión, tecnología y RH.
DDI. Empresa consultora y desarrollo de Liderazgo.
Gallup. Plataforma que ayuda a lograr los objetivos de un Líder.


